Corazón Porteño | Diario Buenos Aires

Film & Arts estrena el martes 3 de marzo a las 20 hs. un thriller semi-autobiográfico del cineasta y guionista ganador de los premios Emmy y BAFTA, Stephen Poliakoff.

Ambientada en los inicios de la Guerra Fría y el distanciamiento de relaciones entre el Reino Unido y la Unión Soviética, la miniserie presenta a un emigrante ruso y fabricante de audífonos a medida, que involuntariamente se verá involucrado en una trama de espionaje que cambiará el rumbo de la historia.

Samuel Petrukhin (Toby Stephens) está decidido a integrar a su joven familia en el establishment local. En ese proceso, conoce a la cautivadora Kathleen Shaw (Keeley Hawes) y su esposo Richard, un héroe de guerra y miembro del parlamento.

Pero a Samuel lo siguen agentes amenazantes del MI5. Cuando lo chantajean para que espíe a los Shaws, se verá envuelto en una oscura red de engaño. A medida que la vida privada de Samuel se enreda más con su misión, hace algunos descubrimientos inquietantes. El amigo de Richard, Lord Arthur Wallington (Timothy Spall), advierte a Samuel que estos agentes del gobierno en la sombra lo están llevando a una trampa mortal. Y los Shaws están obsesionados por una tragedia secreta en su pasado.

Ahora Samuel deberá decidir cuál de ellos está planeando traicionar a la nación. Pero no es una decisión fácil: su definición puede tener siniestras consecuencias en el país. El futuro de Samuel, y el futuro de Gran Bretaña, está envuelto en dudas.

“Summer of Rockets” es una miniserie basada en la vida real del padre de Poliakoff, el entonces inmigrante ruso Alexander, inventor del pager y desarrollador de audífonos, cuya clientela incluyó al mismísimo Winston Churchill. Tal como se plasma en la serie, el servicio de inteligencia, MI5, acusó a Alexander de utilizar el dispositivo del primer ministro como una herramienta de espionaje. Sobre este hecho, Poliakoff hijo se ha expresado en la prensa británica al asegurar: “mi padre era la persona menos pensada de estar involucrada en espionaje. Era un gran anglófilo y amante de la cultura británica. La idea de él plantando micrófonos en el Gabinete de guerra es desorbitante.”

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