Corazón Porteño | Diario Buenos Aires

Luego de una mezcla docu-fantástica experimental en “Branco sai, preto fica”, película ganadora en 2014 en el Festival Mar del Plata, el director Adirley Queirós regresa al festival con “Era uma Vez Brasília”, una especie de reinvención de la ciencia ficción.

En la película, el agente intergaláctico WA4 tiene la misión de viajar en el tiempo hasta 1959, al planeta Tierra, más precisamente a Brasil, para asesinar al presidente Juscelino Kubitschek justo el día de la inauguración de Brasilia, la nueva capital federal.

Pero algo sale mal, y la pequeña nave lo lleva al 2016, donde caerá del cielo sobre Ceilândia, una de las ciudades brasileñas más peligrosas y con mayor índice de homicidios. Ahora se deberá formar una nueva alianza para matar a las “criaturas” que habitan el Congreso Nacional.

Justamente, esto ocurre cuando la presidenta Dilma Rousseff está a punto de ser destituida y se nombra a Michel Temer como nuevo mandatario del país. No por casualidad, los discursos de despedida y asunción de ambos, se dan al comienzo y al final de la película, respectivamente.

Pero el agente no es el único protagonista. Una mujer y un hombre en silla de ruedas, son parte de la trama y los tres se entrecruzan con historias de marginalidad y lucha.

Ceilândia se convertirá en un campo de batalla, con una guerra que se libra en los márgenes del mundo, donde el proceso dirigido a lograr la destitución de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, fue puesto en marcha por la Cámara de Diputados.

El director da al film una imagen postapocalíptica, con un paisaje desolado y devastado. Esa imagen está sustentada en parte en el discurso de Themer, con el cual se sienten presos de esas palabras, que hablan de un nuevo futuro para Brasil y un nuevo horizonte. Pero en la película nunca se llega a ese horizonte, sino que prima la oscuridad, tal como se ve durante los 100 minutos que dura el fime, donde Queorós hace un retrato de la política brasileña y la agitación social a través de algo similar a la ciencia ficción.

“La izquierda perdió en Brasil. Pero es posible encontrarse a partir de perderse. Yo pienso que podemos llegar a algún lugar, pero para eso tenemos que asumir la pérdida, la derrota y desde ahí pensar hacia dónde vamos. No seguir la misma línea recta de siempre que nos ha llevado a este fracaso. Porque si seguimos en la misma línea tenemos permitido una cierta protesta. Podemos ir a una manifestación, sacarnos las fotos con los gses lacrimógenos y postearlo en Facebook y ahí se termina. Yo creo que Brasil está lleno de slogans y tenemos que romper con eso”, resume su director, quien presenta su película dentro de la Competencia Latinoamericana de Largometrajes.

Desde Mar del Plata
Mercedes Benítez
mercedesbenitez@diariobuenosaires.com.ar